Hoy quiero hablar contigo acerca de los sesgos cognitivos, algo que todos tenemos en nuestra mente. Estos sesgos son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para procesar la información de manera más rápida y eficiente. Aunque no podemos evitarlos por completo, podemos intentar detectarlos y comprender su funcionamiento en nuestro cerebro para tomar decisiones más conscientes e informadas.

Los sesgos cognitivos tienen su origen en nuestra evolución. Durante miles de años, nuestros antepasados tuvieron que tomar decisiones rápidas para sobrevivir en un entorno lleno de peligros y desafíos. Estos atajos mentales les permitían reaccionar con prontitud frente a situaciones que amenazaban su supervivencia, como la presencia de depredadores o la búsqueda de alimento.

Nuestro cerebro se ha moldeado a lo largo de la evolución para buscar patrones y simplificar la realidad, lo que nos ha permitido sobrevivir en contextos difíciles. Sin embargo, en el mundo actual, estos sesgos cognitivos pueden ser menos útiles e incluso perjudiciales. Vivimos en una sociedad compleja, con una gran cantidad de información y situaciones que requieren un análisis más profundo y reflexivo.

Las razones biológicas detrás de los sesgos cognitivos tienen que ver con cómo nuestro cerebro procesa y almacena información. Los sesgos nos permiten reducir la carga cognitiva y liberar recursos mentales para enfrentar otras tareas. Sin embargo, en el mundo actual, donde el acceso a la información es prácticamente ilimitado, estos atajos mentales pueden llevarnos a interpretaciones erróneas y a tomar decisiones equivocadas.

Aunque los sesgos cognitivos han sido una herramienta útil para nuestra supervivencia en el pasado, es fundamental que hoy estemos conscientes de su existencia y funcionamiento. Reconocerlos y aprender a gestionarlos nos ayudará a tomar decisiones más racionales y adaptadas a nuestra realidad actual. A continuación paso a detallar alguno de los sesgos cognitivos que más problemas creo que nos están dando:

 

Sesgo de confirmación

El sesgo de confirmación es la tendencia a buscar, interpretar, favorecer y recordar información de manera que confirme nuestras creencias o hipótesis preexistentes. Este sesgo puede llevarnos a ignorar o desestimar información que contradiga nuestras opiniones, lo que resulta en una visión parcial y sesgada de la realidad.

Ejemplos de situaciones donde el sesgo de confirmación nos afecta directamente:

  1. Política: Si tienes una preferencia política específica, es posible que prestes más atención a las noticias y opiniones que respaldan tus creencias y desestimes aquellas que las contradicen, lo que refuerza tu posición y dificulta el diálogo y el entendimiento con personas de ideologías opuestas. En particular cuando desestimas lo que ha dicho alguien opuesto a ti sin pensar o valorar su propuesta. Muchas veces cuando tu argumento contra él sea ad hominem probablemente estás de acuerdo en el fondo de la cuestión.
  2. Salud: Si crees en una dieta o tratamiento específico, puedes centrarte en estudios e informes que respalden tu punto de vista, mientras ignoras aquellos que presentan resultados diferentes o en contra. Esto puede llevarte a tomar decisiones de salud basadas en información parcial o, como su nombre indica, sesgada.
  3. Relaciones personales: Si tienes una opinión negativa sobre alguien, es posible que interpretes sus acciones y palabras de manera que confirmen tus creencias, pasando por alto o minimizando comportamientos positivos que podrían cambiar tu percepción de esa persona.

Para intentar controlar el sesgo de confirmación, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que este sesgo existe y que todos somos propensos a caer en él.
  2. Busca información contradictoria: Haz un esfuerzo consciente por buscar y considerar información que contradiga tus creencias. Esto te ayudará a tener una visión más equilibrada y completa de la realidad. No bloquees en Twitter a los que opinan distinto a tus creencias.
  3. Adopta una mentalidad crítica: No aceptes automáticamente cualquier información que respalde tus creencias. Cuestiónala y evalúa su validez y confiabilidad. Ve siempre a la fuente, los titulares son veneno.
  4. Escucha opiniones diferentes: Participa en conversaciones y debates con personas que tengan puntos de vista distintos al tuyo. Esto te permitirá ampliar tu perspectiva y comprender mejor los argumentos de los demás. Y si te da el carácter intenta defender las posturas opuestas a tus creencias.
  5. Practica la humildad intelectual: Reconoce que no siempre tienes la razón y que tus creencias pueden estar equivocadas o incompletas. Estar dispuesto a cambiar de opinión frente a nueva información es fundamental para un pensamiento crítico y objetivo.

 

Sesgo de anclaje

El sesgo de anclaje es la tendencia a darle demasiada importancia a la primera información que recibimos sobre algo (el «anclaje») y a ajustar insuficientemente nuestras opiniones y decisiones en función de esa información. Este sesgo puede llevarnos a tomar decisiones subóptimas o a establecer expectativas poco realistas basadas en información inicial que no necesariamente es relevante o correcta.

Ejemplos de situaciones donde el sesgo de anclaje nos afecta directamente:

  1. Negociaciones: Al comprar un automóvil usado, el vendedor te da un precio inicial que sirve como anclaje. Aunque puedas negociar y obtener un descuento, es probable que el precio final aún esté influenciado por ese primer número, incluso si el valor real del automóvil es cualquier otro. De hecho nuestro cerebro hace efecto anclaje con cualquier número que nos pongan delante aunque no esté directamente relacionado con la negociación.
  2. Salarios: Cuando buscas empleo, el salario que te ofrecen en la primera entrevista puede convertirse en un anclaje que afecta tus expectativas y negociaciones salariales futuras, aunque quizás merezcas un salario más alto o más bajo basado en tu experiencia y habilidades.
  3. Estimaciones temporales: Si alguien te dice que un proyecto tomará dos semanas en completarse, puedes anclarte en ese plazo, incluso si la realidad sugiere que llevará más tiempo. Esto puede generar expectativas poco realistas y presiones innecesarias.

Para intentar controlar el sesgo de anclaje, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el sesgo de anclaje existe y que todos somos propensos a caer en él.
  2. Investiga antes de tomar decisiones: Antes de tomar decisiones importantes, especialmente en áreas donde el sesgo de anclaje puede tener un impacto significativo, como finanzas y negociaciones, investiga y recopila información adicional que te permita tomar decisiones más fundamentadas. Por esto muchas empresas tienen la sana costumbre de pedir 3 presupuestos como mínimo.
  3. Cuestiona el anclaje: Pregúntate si la información inicial es realmente relevante y si debería tener tanto peso en tu decisión.
  4. Establece rangos: En lugar de centrarte en un único número o dato, considera un rango de posibilidades. Esto te permitirá ser más flexible y ajustar tus expectativas en función de información adicional.
  5. Aprende de la experiencia: Reflexiona sobre situaciones pasadas en las que el sesgo de anclaje pudo haber influido en tus decisiones y analiza cómo podrías haber manejado esas situaciones de manera diferente. Utiliza este aprendizaje para mejorar tus futuras decisiones y reducir el impacto del sesgo de anclaje.

 

Efecto halo

El efecto halo es un sesgo cognitivo que nos lleva a hacer generalizaciones basadas en una característica o atributo específico de una persona o cosa. Es decir, si percibimos a alguien como atractivo, exitoso o simpático en un aspecto particular, tendemos a atribuirle cualidades positivas en otros ámbitos, aunque no necesariamente estén relacionados. De manera similar, si percibimos algo negativo en una persona o cosa, tendemos a juzgar de manera desfavorable otros aspectos.

Ejemplos de situaciones donde el efecto halo nos afecta directamente:

  1. Entrevistas de trabajo: Si un candidato causa una buena primera impresión debido a su apariencia atractiva o habilidades de comunicación, el entrevistador puede sobreestimar sus habilidades en otras áreas, como la capacidad de liderazgo o experiencia técnica, incluso si no hay pruebas concretas para respaldar estas percepciones. Por eso los guapos consiguen mejores trabajos mientras que los feos y gordos nos tenemos que buscar la vida :D
  2. Publicidad: Las empresas a menudo utilizan celebridades o personas atractivas en sus anuncios, lo que puede generar un efecto halo que asocia características positivas (belleza, éxito, talento) con el producto o servicio que se promociona, independientemente de su calidad real.
  3. Educación: Un profesor podría considerar que un estudiante con habilidades destacadas en una materia es igualmente bueno en otras, lo que puede llevar a una evaluación incorrecta de la realidad del estudiante.

Para intentar controlar el efecto halo, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Como siempre reconoce que el efecto halo existe y que todos somos propensos a caer en él.
  2. Evalúa aspectos de forma independiente: Intenta evaluar a las personas y situaciones basándote en aspectos específicos y concretos, en lugar de hacer generalizaciones basadas en una sola característica o atributo. En el caso de productos presentados por alguien atractivo usa tu imaginación para contrarestrar el efecto imaginándote al vendedor feo y gordo
  3. Busca evidencia: Antes de hacer juicios, busca pruebas que respalden tus percepciones y opiniones. No asumas que alguien es bueno o malo en algo solo porque destaca en un área en particular.
  4. Revisa tus juicios: Reflexiona sobre tus juicios y decisiones pasadas para identificar si el efecto halo pudo haber influido en ellos. Aprende de estas experiencias y esfuerza por ser más objetivo en tus evaluaciones futuras. ¿contrataste esa tarjeta de crédito en el supermercado porque la chica o chico te entró por los ojos?
  5. Practica la empatía y la equidad: Trata a los demás como individuos únicos y evita juzgarlos basándote únicamente en sus características superficiales. Esto te permitirá tener una visión más justa y equilibrada de las personas y situaciones.

 

Sesgo de disponibilidad

El sesgo de disponibilidad es un sesgo cognitivo que nos lleva a basar nuestras opiniones y decisiones en la información que está más fácilmente disponible en nuestra memoria, en lugar de considerar toda la información relevante. Este sesgo puede ser influenciado por lo reciente, la frecuencia y la intensidad emocional de la información, lo que nos puede llevar a sobrestimar o subestimar la probabilidad de ciertos eventos o la importancia de ciertos factores.

Ejemplos de situaciones donde el sesgo de disponibilidad nos afecta directamente:

  1. Percepción del riesgo: Si escuchas noticias recientes sobre accidentes de avión, es posible que sobreestimes la probabilidad de un accidente aéreo y te sientas más temeroso al volar, aunque las estadísticas muestren que volar es mucho más seguro que otras formas de transporte.
  2. Decisiones financieras: Puedes decidir invertir en una acción específica porque recuerdas que un amigo te mencionó recientemente lo bien que le está yendo en esa inversión, en lugar de investigar y considerar otras opciones de inversión que podrían ser más adecuadas para tus objetivos y perfil de riesgo.
  3. Estereotipos: Si tienes una experiencia negativa con una persona de un grupo cultural específico, es posible que desarrolles un estereotipo negativo hacia ese grupo basándote en esa única experiencia, sin tener en cuenta la diversidad y singularidad de los individuos que conforman dicho grupo.
  4. Si miras demasiado la televisión los medios con interés en trasmitir una ideología van a repetir y magnificar los acontecimientos que apoyan sus tesis, mira estadísticas oficiales sobre cual es la realidad de esos acontecimientos.

Para intentar controlar el sesgo de disponibilidad, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el sesgo de disponibilidad existe, nada nuevo ¿no?, y que todos somos propensos a caer en él.
  2. Investiga: Antes de tomar decisiones importantes, investiga y recopila información adicional para asegurarte de que estás considerando todos los factores relevantes, y no solo aquellos que vienen fácilmente a la mente (sobretodo si hay intereses espurios en que tengas a mano esos factores).
  3. Cuestiona tus suposiciones: Reflexiona sobre las razones detrás de tus opiniones y decisiones y evalúa si están basadas en hechos objetivos o simplemente en la información que es más accesible en tu memoria.
  4. Considera múltiples perspectivas: Busca opiniones y puntos de vista diferentes para ampliar tu comprensión y tener en cuenta diversos aspectos de una situación o problema.
  5. Practica la reflexión y el pensamiento crítico: Dedica tiempo a analizar tus pensamientos y decisiones y a desafiar tus suposiciones y creencias. Esto te ayudará a desarrollar un enfoque más objetivo y equilibrado en tus evaluaciones y decisiones.

 

Sesgo de autoengaño

El sesgo de autoengaño es un sesgo cognitivo que nos lleva a percibirnos a nosotros mismos de manera irracionalmente positiva, ignorando o minimizando nuestras fallas y exagerando nuestras habilidades y logros. Este sesgo puede servir como un mecanismo de defensa para proteger nuestra autoestima y sensación de bienestar, pero también puede conducir a una visión distorsionada de la realidad y a decisiones inadecuadas.

Ejemplos de situaciones donde el sesgo de autoengaño nos afecta directamente:

  1. Desempeño laboral: Puedes creer que eres un empleado excepcional y que mereces un ascenso o un aumento de sueldo, aunque tus compañeros de trabajo y superiores no compartan esa opinión. Esto puede llevarte a conflictos y frustraciones en el trabajo.
  2. Relaciones personales: Es posible que te percibas como una pareja o amigo atento y comprensivo, ignorando las veces en que has sido descuidado o egoísta. Esto puede conducir a tensiones en tus relaciones y dificultar la resolución de problemas.
  3. Hábitos poco saludables: Puedes convencerte de que tus hábitos de alimentación y ejercicio son adecuados, aunque la realidad muestre lo contrario. Si estás gordo no es porque tengas problemas externos sino porque no lo estás haciendo correctamente.

Para intentar controlar el sesgo de autoengaño, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el sesgo de autoengaño existe y que todos tendemos a caer en él.
  2. Practica la autoevaluación honesta: Realiza periódicamente una autoevaluación realista de tus habilidades, logros y áreas de mejora. Esto te ayudará a tener una visión más precisa de ti mismo y a identificar oportunidades de crecimiento personal.
  3. Busca retroalimentación externa: Pide a amigos, familiares y colegas que te proporcionen retroalimentación honesta sobre tus habilidades y comportamientos. Asegúrate de estar abierto a escuchar y aprender de sus opiniones.
  4. Asume responsabilidad: Cuando cometas errores o enfrentes dificultades, reconoce tu papel en la situación y asume la responsabilidad de tus acciones. Esto te permitirá aprender de tus errores y mejorar en el futuro.
  5. Cultiva la humildad: Aprende a aceptar tus limitaciones y a reconocer que no siempre eres el mejor en todo. La humildad te permitirá mantener una perspectiva más equilibrada y realista de ti mismo y de tus habilidades.

 

Sesgo de grupo o efecto de grupo

El sesgo de grupo o efecto de grupo, también conocido como pensamiento grupal, es un sesgo cognitivo que ocurre cuando los miembros de un grupo buscan consenso y armonía a expensas de una evaluación crítica y objetiva de las ideas y soluciones. Este sesgo puede llevar a la adopción de decisiones subóptimas, ya que se prioriza la conformidad y el mantenimiento de la cohesión del grupo en lugar de considerar diferentes perspectivas y opiniones.

Ejemplos de situaciones donde el sesgo de grupo nos afecta directamente:

  1. Ambiente laboral: Durante una reunión de equipo, todos los miembros pueden estar de acuerdo rápidamente en una solución a un problema sin examinarla a fondo, simplemente porque quieren mantener la armonía y evitar conflictos. Esto puede conducir a la implementación de soluciones ineficientes o incluso dañinas para la empresa o los trabajadores. Siempre está el fan boy de la lotería que propone comprar un número entre todos y por no discutir aceptamos el coste del decimo.
  2. Política: Los partidarios de un partido político adoptan y defienden ciegamente las opiniones y propuestas de su partido, sin considerar críticamente si estas son realmente beneficiosas para la sociedad en su conjunto. Aunque considero que en el caso de los políticos es más un tema de cinismo que de sesgo.
  3. Toma de decisiones en grupo: Un grupo de amigos puede decidir realizar una actividad o ir a un lugar en particular simplemente porque la mayoría parece estar de acuerdo, aunque algunos miembros puedan tener preocupaciones o sugerencias alternativas que no se escuchan o consideran.

Para intentar controlar el sesgo de grupo o efecto de grupo, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el sesgo de grupo existe y que todos somos caemos incluso conscientemente.
  2. Fomenta la diversidad de opiniones: Anima a los miembros del grupo a expresar sus puntos de vista y perspectivas, incluso si difieren de la opinión mayoritaria. Asegúrate de que todos se sientan cómodos compartiendo sus ideas sin temor a represalias o rechazo.
  3. Asigna roles críticos: Designa a uno o más miembros del grupo para que desempeñen el papel de «abogado del diablo» y cuestionen las ideas y propuestas del grupo. Esto ayudará a garantizar que se consideren diferentes perspectivas y se examinen las ideas a fondo antes de tomar una decisión.
  4. Establece un proceso de toma de decisiones: Implementa un proceso estructurado y transparente para la toma de decisiones en grupo, que permita la discusión abierta y el análisis crítico de las ideas y propuestas.
  5. Reflexiona y evalúa: Después de tomar una decisión, reflexiona sobre el proceso de toma de decisiones y evalúa si el sesgo de grupo pudo haber influido en el resultado. Aprende de estas experiencias y ajusta tus enfoques futuros para reducir el impacto del sesgo de grupo.

 

Falacia del jugador

La falacia del jugador, también conocida como falacia de Monte Carlo o falacia del apostador, es un sesgo cognitivo que ocurre cuando alguien cree erróneamente que eventos independientes y aleatorios están influenciados por eventos previos y, por lo tanto, pueden predecirse. En otras palabras, las personas que caen en la falacia del jugador piensan que si un evento ocurrió con más frecuencia de lo esperado en el pasado reciente, es menos probable que ocurra en el futuro, y viceversa.

Ejemplos de situaciones donde la falacia del jugador nos afecta directamente:

  1. Juegos de azar: Un jugador en un casino cree que después de obtener cinco veces seguidas el color rojo en la ruleta, es más probable que salga el negro en la siguiente tirada, aunque las probabilidades de cada tirada son independientes y no se ven afectadas por tiradas anteriores.
  2. Inversiones financieras: Un inversor puede creer que un mercado que ha estado en auge durante un tiempo está «destinado» a caer pronto, y viceversa, sin tener en cuenta o minusvalorando otros factores económicos y financieros que podrían afectar las tendencias del mercado.

Para intentar controlar la falacia del jugador, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Asume que la falacia del jugador existe y que todos somos propensos a caer en ella.
  2. Comprende la independencia de eventos: Aprende y recuerda que eventos aleatorios e independientes, como tiradas de monedas o de dados, no están influenciados por eventos previos.
  3. Aprende sobre estadísticas y probabilidad: Familiarízate con conceptos básicos de estadísticas y probabilidad, lo que te ayudará a comprender mejor la naturaleza de los eventos aleatorios y a evitar caer en la falacia del jugador.
  4. Analiza las decisiones de manera racional: Evalúa las decisiones y suposiciones que involucren eventos aleatorios utilizando un enfoque lógico y basado en datos, en lugar de confiar en intuiciones o creencias erróneas.
  5. Evita tomar decisiones impulsivas: Antes de tomar una decisión basada en la percepción de patrones en eventos aleatorios, tómate un momento para reflexionar y considerar si estás cayendo en la falacia del jugador. No permitas que las emociones y las percepciones erróneas influyan en tus decisiones.

 

Efecto Dunning-Kruger

El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo en el que las personas con habilidades o conocimientos limitados en un área tienden a sobreestimar su propia competencia, mientras que las personas con habilidades o conocimientos superiores pueden subestimar su competencia. Este sesgo ocurre porque las personas con un conocimiento limitado no tienen la capacidad de reconocer su propia falta de habilidad, mientras que las personas más competentes son más conscientes de sus propias limitaciones y las áreas en las que pueden mejorar. El que lee poco solo puede sentirse un poco ignorante. Hay que leer mucho para sentirse ignorante del todo.

Ejemplos de situaciones donde el efecto Dunning-Kruger nos afecta directamente:

  1. Desempeño laboral: Un empleado inexperto en una nueva posición puede creer que domina rápidamente sus tareas y responsabilidades, mientras que sus colegas más experimentados pueden darse cuenta de sus errores y falta de conocimiento. Esto puede conducir a conflictos y malentendidos en el lugar de trabajo.
  2. Discusiones y debates: En discusiones sobre temas complejos, como política, economía o ciencia, las personas con conocimientos superficiales pueden sentirse muy seguras en sus opiniones y ser más asertivas, mientras que las personas con un conocimiento más profundo pueden ser más cautelosas y reticentes a enfatizar sus puntos de vista. Esto es un autentico drama porque la voz menos preparada es la más escuchada.

Para intentar controlar el efecto Dunning-Kruger, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el efecto Dunning-Kruger existe y que todos somos propensos a caer en él en algún momento u otro.
  2. Practica la autoevaluación honesta: Realiza periódicamente una autoevaluación realista de tus habilidades y conocimientos en diferentes áreas, y reconoce tus limitaciones y áreas de mejora. Tener un alto conocimiento en un área te puede ayudar a ser más humilde cuando se habla de otras cosas.
  3. Busca retroalimentación externa: Solicita a amigos, familiares, colegas o profesores que te proporcionen retroalimentación honesta sobre tus habilidades y conocimientos. Asegúrate de estar abierto a escuchar y aprender de sus opiniones.
  4. Cultiva la humildad: Aprende a aceptar tus limitaciones y a reconocer que siempre hay espacio para el crecimiento y la mejora. Pero al mismo tiempo si has estudiado un tema en profundidad no permitas que un «bocachancla» atesore el debate.
  5. Comprométete con el aprendizaje continuo: Invierte tiempo y esfuerzo en expandir tus conocimientos y habilidades en diferentes áreas, y no tengas miedo de abordar temas y desafíos que puedan ser difíciles o desconocidos.

 

Sesgo de retrospectiva

El sesgo de retrospectiva, también conocido como «sabiduría retrospectiva» o «sesgo del a posteriori», es un sesgo cognitivo que nos lleva a creer que podríamos haber predicho o esperado fácilmente un evento o resultado después de que ha ocurrido, aunque no teníamos esa certeza antes del evento. Este sesgo puede conducir a la percepción errónea de que los acontecimientos eran más predecibles de lo que realmente lo eran y a una comprensión incorrecta de las causas y factores que contribuyeron al evento.

Ejemplos de situaciones donde el sesgo de retrospectiva nos afecta directamente:

  1. Inversiones financieras: Después de que una empresa experimenta una caída repentina en su valor de mercado, los inversores pueden convencerse de que deberían haber anticipado la caída y vendido sus acciones antes. Sin embargo, antes del evento, podrían no haber tenido suficiente información para predecir el resultado.
  2. Análisis de eventos deportivos: Tras la finalización de un partido de fútbol, los aficionados pueden argumentar que «siempre supieron» que un equipo ganaría o que un jugador específico marcaría un gol, aunque en realidad no tenían esa certeza antes del partido.
  3. Evaluación de decisiones: Al mirar hacia atrás en una decisión que tomamos y que tuvo consecuencias negativas, podemos creer que deberíamos haber sabido que no era la elección correcta, aunque en ese momento no teníamos información suficiente para tomar una decisión mejor informada o a lo mejor si la teníamos pero otro de nuestros sesgos tomó el control.

Para intentar controlar el sesgo de retrospectiva, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el sesgo de retrospectiva existe y que todos solemos ser muy listos cuando tenemos los hechos.
  2. Documenta tus expectativas y predicciones: Antes de que ocurra un evento o tomes una decisión, escribe tus expectativas y predicciones. Esto te ayudará a comparar objetivamente tus pensamientos antes y después del evento y a evaluar si realmente podrías haberlo predicho.
  3. Analiza las decisiones y eventos en contexto: Al reflexionar sobre eventos pasados, ten en cuenta el contexto en el que se tomaron las decisiones y la información disponible en ese momento. Trata de no juzgar las decisiones basándote en los resultados.
  4. Acepta la incertidumbre: Comprende que no todos los eventos y resultados se pueden predecir con precisión y que la incertidumbre es una parte natural de la vida. Aprende a aceptar que no siempre podemos saber qué sucederá y enfócate en tomar las mejores decisiones posibles con la información disponible en ese momento.
  5. Practica la empatía y la comprensión: Evita juzgar a los demás por sus decisiones y resultados pasados, reconociendo que ellos también enfrentaron incertidumbre e información limitada en ese momento. Trata de ponerte en su lugar y entiende los desafíos y limitaciones a los que se enfrentaron.

 

Sesgo de optimismo

El sesgo de optimismo es un sesgo cognitivo que nos lleva a creer que somos menos propensos a experimentar eventos negativos y más propensos a experimentar eventos positivos en comparación con otras personas. Este sesgo puede hacernos subestimar los riesgos y sobreestimar nuestras propias habilidades, lo que puede conducir a decisiones y resultados indeseables. Aunque ser optimista es una gran cualidad no hemos de caer en el sesgo.

Ejemplos de situaciones donde el sesgo de optimismo nos afecta directamente:

  1. Salud: Las personas pueden subestimar su riesgo de desarrollar enfermedades o condiciones médicas, como el cáncer o la diabetes, y, en consecuencia, no tomar precauciones adecuadas, como realizarse exámenes médicos regulares o mantener un estilo de vida saludable.
  2. Conducción: El 93% de los conductores creen que son mejores conductores que la media y por tanto menos propensos a tener accidentes de tráfico que otros conductores, lo que puede llevarlos a tomar decisiones imprudentes, como conducir a exceso de velocidad o no usar el cinturón de seguridad.
  3. Inversiones financieras: Los inversores pueden sobreestimar sus habilidades para elegir inversiones rentables y subestimar los riesgos asociados, lo que puede llevar a la toma de decisiones financieras poco sólidas y pérdidas potenciales.
  4. Planificación de proyectos: Los programadores junior suelen ser demasiado optimistas en cuanto a los plazos de ejecución de una tarea y los recursos necesarios para completarla, lo que puede resultar en retrasos y costos adicionales.

Para intentar controlar el sesgo de optimismo, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el sesgo de optimismo existe.
  2. Realiza evaluaciones realistas de riesgos: Antes de tomar decisiones importantes, realiza evaluaciones de riesgo objetivas y basadas en datos, considerando tanto los aspectos positivos como los negativos de una situación.
  3. Busca retroalimentación externa: Solicita opiniones y consejos de personas de confianza que puedan ofrecer una perspectiva diferente y más objetiva sobre tus habilidades y las situaciones a las que te enfrentas.
  4. Aprende de experiencias pasadas: Reflexiona sobre eventos y decisiones anteriores en los que el sesgo de optimismo pudo haber influido en tus elecciones y considera cómo puedes evitar cometer los mismos errores en el futuro.
  5. Establece metas y expectativas realistas: Al establecer objetivos y expectativas, trata de ser realista y tener en cuenta los desafíos y obstáculos que puedas enfrentar, date margen de seguridad. Esto te permitirá prepararte adecuadamente y evitar decepciones innecesarias.

 

Efecto de falso consenso

El efecto de falso consenso es un sesgo cognitivo en el que tendemos a sobreestimar la medida en que nuestras creencias, opiniones, preferencias y comportamientos son compartidos por otras personas. Este sesgo nos puede llevar a creer que nuestras perspectivas son más comunes de lo que realmente son, lo que puede conducir a malentendidos y conflictos.

Ejemplos de situaciones donde el efecto de falso consenso nos afecta directamente:

  1. Política: Las personas suelen asumir que la mayoría de la población comparte sus opiniones políticas, lo que puede llevar a conversaciones polarizadas y malentendidos cuando descubren que no es el caso.
  2. Comportamiento en grupo: En un equipo de trabajo, un miembro puede creer que todos los demás comparten su enfoque o prioridades, y pueden sentirse frustrados cuando otros miembros del equipo tienen ideas diferentes o persiguen objetivos diferentes.
  3. Preferencias personales: Al planificar una acción de marketing, podemos asumir que la gente actuará como lo haríamos nosotros. Tu eres tu y tus circunstancias.
  4. Creencias morales y éticas: Podemos creer que nuestras convicciones morales y éticas son ampliamente compartidas y juzgar a los demás cuando no cumplen con nuestras expectativas.

Para intentar controlar el efecto de falso consenso, puedes seguir estos pasos:

  1. Conciencia: Reconoce que el efecto de falso consenso existe y que todos solemos caer en él.
  2. Practica la empatía y la escucha activa: Haz un esfuerzo consciente para comprender y apreciar las perspectivas y experiencias de otras personas. Escucha atentamente sus puntos de vista y trata de poner en sus zapatos.
  3. Busca diversidad de opiniones: Procura rodearte de personas con diferentes antecedentes, creencias y opiniones para obtener una comprensión más amplia y equilibrada del mundo.
  4. Evita asumir que los demás están de acuerdo contigo: Antes de sacar conclusiones sobre lo que otras personas piensan o sienten, pregúntales directamente sobre sus opiniones y considera sus respuestas con una mente abierta.
  5. Fomenta el diálogo y la comunicación abierta: Crea un entorno en el que las personas se sientan cómodas compartiendo sus pensamientos y opiniones, incluso si difieren de las tuyas. Esto te ayudará a comprender mejor las perspectivas de los demás y a evitar malentendidos basados en el falso consenso

En resumen, los sesgos cognitivos son distorsiones sistemáticas en nuestro pensamiento y percepción que afectan nuestra toma de decisiones y la forma en que interpretamos el mundo que nos rodea.

Dado que es difícil abordar todos estos sesgos al mismo tiempo, te animo a elegir el sesgo cognitivo que creas que puede estar afectándote más en tu vida diaria. Identifica situaciones en las que este sesgo puede estar influyendo en tus decisiones y reflexiona sobre cómo puedes tomar medidas para controlarlo y mejorar tu toma de decisiones. Recuerda que todos somos propensos a los sesgos cognitivos, pero al reconocerlos y abordarlos de manera proactiva, podemos mejorar nuestra comprensión del mundo y tomar decisiones más informadas y objetivas.